miércoles, 2 de febrero de 2011

Cartas al Director: La ley antitabaco

Este fin de semana he podido comprobar por primera vez las consecuencias de la prohibición de fumar en los bares. Y he llegado a la conclusión de que lo peor de la nueva ley antitabaco no es que ahora tenga que salir fuera del local si quiero echarme un cigarro. Lo verdaderamente penoso es ver, y sufrir, cómo los bares se llenan de enanos sin escrúpulos, hijos chillones de padres incívicos que se declaran muy preocupados ante la posibilidad de que sus vástagos inhalen una mínima porción de humo, pero que se muestran complacientes con el hecho de que sus pequeños monstruos lancen gritos ensordecedores y corran a sus anchas por todo el establecimiento.
 Y, mientras apuraba un pitillito a la intemperie, he pensado que es posible que dentro de poco prohíban fumar también a las puertas de los bares porque, desde la entrada en vigor de la restrictiva normativa, se han convertido en auténticos patios de colegio.

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